En la ciudad de Porto Alegre existía una casa vieja, con pinta de abandonada, que encima de su portón de hierro tenía escrito lo siguiente: “los muertos gobiernan a los vivos“. Si no me falla la memoria, estaba en la Avda Joao Pessoa, pasando el parque de la Redención. Pero da lo mismo el lugar, lo que importa señalar es la sensación de desasosiego que provocaba en aquel que pasase por allí. La frase, que tenía un aire de maldición, era, en verdad, un viejo dicho positivista y si está ahí era porque aquella casa había servido, hace muchos años como local de reunión de los admiradores gaúchos de Augusto Comte.

Si la izquierda brasileña mereciese una divisa en su portal probablemente debería ser la misma. Perseguida por una vieja maldición está gobernada por el espectro de Stalin, por la supervivencia de la estrategia del Frente Popular aprobada en el 7º Congreso de la Internacional Comunista. Esta supervivencia limitó la construcción de una alternativa clasista, impidió la afirmación de una concepción del mundo propia y, de hecho, facilitó la idelogía neoliberal, como vamos a demostrar.

Hablar de la maldición de Stalin puede parecer sorprendente. Al fin, desde el informe Kruschev, en 1956, ninguna figura fue tan execrada por la izquierda internacional, y hoy apenas quedan unos pocos agrupamientos, algunos de los cuales con representación en nuestro país, que asociarían su nombre al del despota. Pero si los crímenes de Stalin y el culto a su personalidad fueron repudiados, no ocurrió lo mismo con las directrices políticas formuladas en el momento en que los crímenes se volvían todavía más brutales y el culto más enfer-mizo. Desvinculada de la política, la ruptura con el stalinismo asume la forma de la crítica moral y la oposición ética. Y de hecho no fueron pocos los que rompieron moral y éticamente con el stalinismo sin la contrapartida política.

Volvamos, pues, al año 1935. Moscú es el local. El Congreso de la Internacional Comunista realizado en aquél año aprobará un importante guión político. Las tesis izquierdistas de los años anteriores se abandonan, así como la caracterización de la socialdemocracia como socialfascismo, que tanto ayudó a la ascensión de Hitler al poder. En su lugar, se aprueban unas tesis en las que no sólo se acepta la creación de un frente único obrero con los dirigentes socialdemocratas, sino también se proponía un amplio frente único con partidos y movimientos antifascistas. 1
La misma resolución aprobaba la relación de los partidos comunistas con posibles gobiernos del frente antifascista.

“En la medida en que el gobierno de frente único tome realmente medidas decisivas contra los magnates financieros contrarrevolucionarios y sus agentes fascistas, y no restrinja de ninguna forma la actividad del partido comunista y la lucha de la clase obrera, el partido comunista apoyará totalmente al gobierno. La participación de los comunistas en el gobierno de frente único será decidido en cada caso en particular, en la medida en que cambie la situación concreta.“ 2

Tras este lenguaje clasista se encontraba una propuesta de constitución de frentes y gobiernos que extrapolaban los límites de clase. La aplicación de estas resoluciones, donde los frentes populares llegaron al gobierno, dejó claro que cuando llevaban a la práctica política, suponían la subordinación del movimiento obrero a sus nuevos aliados. En Francia, el Partido Comunista Francés (PCF) no economizó esfuerzos para constituir el Frente Popular, con la Sección Francesa de la Internacional Obrera, el partido socialdemocrata de León Blum, y el decadente Partido Radical del ex presidente Daladier.

La victoria electoral del Frente Popular fue seguida de la mayor ola de huelgas jamás vista en Francia y por un excepcional crecimiento del PCF. La situación se radicalizó rápidamente y la izquierda revolucionaria anunció, a través de su líder, Marceau Pivert que “todo era posible“. Pero el diario de los comunistas, L`Humanitè, afirmaba lo contrario: “Existe simplemente un programa del Frente Popular en el que el presidente Daladier hacía observar que no había nada de revolucionario y que no era natural asustar a quien lo deseaba. En este programa, todas las partes y las organizaciones agrupadas en el Frente Popular aceptan su realización, la calma, la tranquilidad y sin precipitaciones completamente inútiles (…) No!, No todo es posible!“ 3

Para no asustar a los aliados, el PCF se volvió contra las huelgas. Maurice Thorez, jefe del PCF, hizo historia con su afirmación: “Si bien es importante dirigir bien un movimiento reivindicativo, hay que saber también terminarlo. Ahora no es la cuestión la toma del poder“.4
La creciente subordinación del Frente Popular a sus aliados y, principalmente, al Partido Radical, acabó corroyendo a la misma base de sustentación. Al contrario de expandir su base de apoyo, la alianza había aplastado a los trabajadores. Menos de un año después de ganar las elecciones, el presidente León Blum era derribado por la Asamblea Nacional, sin ninguna resistencia extraparlamentaria.

Las tesis del 7º Congreso de la Internacional Comunista tuvieron una larga historia en Brasil. La Conferencia de Mantiqueira, realizada por el Partido Comunista Brasileño (PCB) en 1943, apoyó una política de unificación nacional a favor del gobierno de Getúlio Vargas y contra el nazi-fascismo. La política de pactos del PCB no era un movimiento coyuntural, determinado por el desarrollo de la IIª guerra mundial. Después de su fin, durante el gobierno del general Eurico Gaspar Dutra, el PCB intentó mantener su imagen de partido del orden y de la tranquilidad, oponiédose incluso a movimientos huelguistas para “evitar provocaciones“.5 En sus pronunciamientos, Prestes afirmaba: “Luchamos, ante todo, por el orden y la tranquilidad. No paramos de explicar al pueblo que, el período histórico que atravesamos, de desarrollo pacífico, sólo a los fascistas y reaccionarios les interesa el desorden. Por esto, defendemos, intransigentemente, la posición del candidato electo y reconocido por el Tribunal, particularmente ante la manera de cómo se realizó el pleito, en un clima de libertad. Ante el gobierno del general Dutra, nuestra política será la misma que venimos manteniendo cara los gobiernos de los sres. Vargas y Liñares: apoyo a todas las medidas democráticas, contra los agitadores, demagogos y salvadores que pretendan perturbar el orden y frenar el proceso democrático con nuevos golpes armados“.6

Ilegalizado en 1946, el PCB dio un giro a la izquierda. En el Manifiesto de Enero de 1948 hizo una autocrítica de sus posiciones anteriores y de sus “ilusiones reformistas“. Pero la política de Frente Popular permanece, en sus presupuestos fundamentales, intocada. Está claro que las alianzas no llegan hasta el gobierno, pero el Partido no deja de soñar con “los elementos antiimperialistas que siempre existen en la burguesía nacional, especialmente en sus sectores medios y progresistas“, ni con la constitución de un Frente Democrático de Liberación Nacional.7 El giro a la izquierda se consolidó en el Manifiesto de Agosto de 1950, que afirmaba la necesidad de que el proletariado dirigiese el Frente Democrático de Liberación Nacional. 8

Pero esta “izquierdización“ no tuvo larga vida.9 Después de su 4º congreso, realizado en 1954, el PCB comenzó a distanciarse del llamado Manifiesto de Agosto, retomando, en gran medida, sus posiciones anteriores. El carácter antiimperialista y antifeudal de la revolución brasileña era afirmado una vez más por el Partido y la burguesía nacional presentada como aliada. 10

La conocida como Declaración de Marzo de 1958, reafirma una vez más esa política y apunta a la existencia de una contradicción fundamental entre la burguesía “nacional y progresista“ y el imperialismo norteamericano y sus aliados. De acuerdo con la declaración:

“El proletariado y la burguesía se alían en torno al objetivo común de luchar por un desarrollo independiente y progresista contra el imperialismo norteamericano. Aunque explotado por la burguesía, el proletariado está interesado en aliarse con ella, una vez que surge más del atraso del país y de la explotación imperialista que del desarrollo capitalista. Mientras tanto, marchando unidos para lograr el objetivo común, la burguesía y el proletariado tienen también intereses contradictorios“.11

Anunciada la contradiccion, la política fue la constitución de un Frente Nacionalista, constituido por los “patriotas de la burguesía nacional“, la pequeña burguesía y el proletariado urbano y rural. Tal frente podría desarrollar sus fuerzas pacíficamente, llegando incluso hasta constituir, por esos medios, un gobierno nacional y realizar “por formas y medios pacíficos“, la revolución antiimperialista y antifeudal. 12

Las directrices anunciadas por la Declaración de Marzo fueron ratificadas por el 5º Congreso, realizado en 1960. El apoyo a la candidatura del mariscal Lotto, en 1961, y el apoyo dado por el partido al gobierno de Joao Goulart, fueron las aplicaciones prácticas de esas tesis. La política del Partido quedó, en gran medida unida al gobierno y sus iniciativas le estaban subordinadas. Tal subordinación se hizo evidente en el discurso de Prestes el 17 de marzo de 1964, poniendo al partido y al “pueblo“ bajo la dirección de Joao Goulart:

“El pueblo salió a la calle (…) para preguntar al Presidente de la República si está dispuesto a ponerse al frente del proceso revolucionario que avanza. Y las masas pudieron aquel día conocer algunos de los actos del Presidente de la República, conocer sus palabras en el discuso que sin duda alguna, podemos llamar memorable. Porque, en aquel día, el Presidente Joao Goulart, con los actos que hizo y con las palabras que enunció, dijo al pueblo brasileño que quierea asumir la dirección del proceso democrático en desarrollo en nuestro País.“ 13

El golpe militar de 1964, puso al descubierto las contradicciones de la política del PCB. No sólo el partido no se preparó para enfrentar la reacción, sino que asistió a todo pasivamente. De acuerdo con la descripción que Jacob Gorender hace de la reunión de la dirección nacional del PCB, en la mañana del 31 de marzo, cuando ya había noticias imprecisas sobre el levantamiento militar en Minas Gerais, la única decisión de la reunión fue la de realizar un contacto con el presidente Goulart. Al final de la tarde, frente a la convocatoria de una Huelga General por el Comando General de los Trabajadores, Prestes telefoneó a la sede de la Confederación Nacional de los Trabajadores en la Industria, influenciada por el Partido, para proponer la retirada de la convocatoria. 14 El 1 de abril los diarios daban la noticia de una censura pública del partido al movimiento huelguistico: “El Partido Comunista de Brasil responsabilizó ayer a los grupos radicales por la precipitación de la crisis política, tachando de imprudente la táctica utilizada por los líderes extremistas. Afirma el PCB que tal actitud conducirá la unión del centro contra la derecha, neutralizando así la acción de los sectorers más moderados de la izquierda, y que, a su entender, llevará a deponer al Presidente de la República, pesando en la opinión pública.“ 15

La paralisis de la dirección del PCB abrió un proceso de luchas internas y disgregación política que había sido anticipada, en cierta medida, por la expulsión de Joao Amazonas, Pedro Pomar y otros. Había comenzado la primera ola de reorganización de la izquierda brasileña.

Parte I: La venganza

El balance del golpe y la ausencia de resistencia popular fue, también, una critica a la política del PCB. A lo largo de los años 60 un gran número de militantes rompió con el partido y comenzó una revisión de las tesis que habían conducido a su paralización. Inspirados por la Revolución Cubana, la mayor parte de esos militantes optó por el camino dela guerrilla. Sustituiría el arma de la critica, por la critica de las armas a la estrategia del PCB.
Entre esas rupturas, las más importantes fueron las que dieron origen a la Alianza Libertadora Nacional (ALN) y al Partido Comunista Brasileño Revolucionario (PCBR). La ALN surge a partir de la ruptura de Carlos Marighella y Joaquin Camara Ferreira con la dirección del partido, en 1967, después de que el primero, en aquél momento dirigente del PCB del estado de Sao Paulo, participó, sin autorización, en la Conferencia de la Organización Latino Americana de Solidaridad (OLAS), realizada en 1967 en la ciudad de la Habana. En aquella ocasión, Marighella no dio duras críticas al PCB , pero sus desacuerdos eran evidentes en 1965, en su obra “Por que resistí a la prisión“16.

En ella el entonces dirigente del PCB manifiesta su acuerdo con la definición de las tareas de la revolución brasileña definidas por el Partido, pero critica explicitamente el papel dirigente atribuido a la burguesía nacional, así como los medios pacíficos utilizados para realizar estas tareas. Sus críticas no se separaban, mientras tanto, de una alianza con la burguesía nacional.
“Las premisas para establecer el futuro del país es su destino democrático sólo condicionada por la naturaleza del frente único de combate contra la dictadura. Se trata, por su contenido, del frente único antidictadura.
Es un frente único de gran amplitud de masas. Por su composición de clase, exige la participación de la burguesía nacional y de la pequeña burguesía, como de los obreros y campesinos, además de cualquier sector de las clases propietarias opuestas a la dictadura en el momento actual“.17

Y más adelante concluía: “Sigue siendo cierto que la alianza con la burguesía nacional es una necesidad en la conyuntura histórica brasileña. Sea como fuese se vuelve imprescindible dar la batalla por la conquista de la hegemonía, sin que el futuro del movimiento de masas esté comprometido“.18

Después de la ruptura con el PCB, las criticas se volvieron más agudas, sin que eso implicase una redifinición del carácter de la revolución o de las relaciones con la burguesía nacional. La critica se concentra, así, en el quietismo del PCB y su burocratismo, presentando como alternativa el activismo radical organizado en los grupos armados semiautónomos. En su famoso “Mini manual del guerrillero urbano“, de 1969 esta perspectiva se resume así: “La organización es una red indestructible de grupos de fuego y de coordinaciones entre ellos, que funciona de manera simple y práctica, con un comando general que también participa en los ataques, organización que existe con el único propósito, simple y puro, de la acción revolucionaria“.19
La estrategia de esta acción se paraba, en cambio, en el umbral de un gobierno popular revolucionario, vagamente definido en su composición y muy distante una revolucion socialista.20 La instalación de un “gobierno popular-revolucionario“ era también la estrategia del PCBR, como queda claro en el documento “Línea Política“, de abril de 1968: “el objetivo fundamental de la revolución brasileña es destruir el aparato burocrático del Estado burgués-latifundista, sustituyéndolo por un Gobierno Popular Revolucionario“.21

El Partido Comunista de Brasil (PC do B) y sus rupturas el Ala Roja y el Partido Comunista Revolucionario, mantenían los análisis del PCB, caracterizando la revolución brasileña como antifeudal y antiimperialista. Lo mismo se puede de decir, evidentemente, de las organizaciones guerrilleras nacionalistas, como el Movimiento Nacionalista Revolucionario y la Resistencia Armada Nacionalista, además de otros grupos pequeños del mismo carácter. 22

Otras organizaciones como la Vanguardia Popular Revolucionaria y los Comandos de Liberación nacional tenían posiciones ambiguas al respecto. La primera afirmaba el carácter socialista de la revolución, aunque su nombre apuntase hacia la evolución democrática y popular. En la segunda, coexistían las dos posiciones, como relata Herbert Daniel en su libro de memorias.23
Las ambigüedades también se pueden encontrar en la organización Vanguardia Armarda Revolucionaria-Palmares, que resultó de la fusión de ambas, en el partido Revolucionario de los Trabajaddores, en el Movimiento Revolucionario 8 de Octubre, herederos de la formulación de la Organización Revolucionaria Marxista – Política Obrera (Polop) que, por mucho que afirmasen el carácter socialista de la revolución, señalaban, de manera muy parecida al PCB, al latifundio y al imperialismo como los frenos al desarrollo nacional24. El mante-nimiento del programa del PCB afectó incluso al trotskismo. El Partido Obrero Revolucio-nario, influenciado por el argentino J. Posada, desarrolló, a partir de 1963 un proceso de aproximación y adaptación al nacionalismo, demostrado en el estudio de Murilo Leal Pereira Neto. 25

No es el momento de hacer balance de esas experiencia guerrilleras. Basta, hasta aquí, afirmar que lo que ellos representaron en términos de coraje y dedicación, no tuvo paralelo en su capacidad de innovación programática. El espectro de Stalin y del Frente Popular continuó rondando a la izquierda brasileña.

2ª Parte. El retorno

La segunda onda de reorganización de la izquierda brasileña se inició con las huelgas del ABC de São Paulo, a partir de 1978, y con el resurgimiento del movimiento sindical en nuestro país. En el interior de ese movimiento, se expresaba una crítica radical a la política de alianzas y al sindicalismo amarillo. Era una crítica práctica, pero una crítica capaz de crear un carácter de clase espontáneo, que fue la marca política de esa reorganización.
El Partido de los Trabajadores y la Central Única de Trabajadores nacieron de ese carácter de clase espontáneo. Hagamos memoria. La propuesta de formación de un Partido de Trabajadores comenzó a ser levantada por el periódico Versus, influenciado por la organización Convergencia Socialista, a mediados del año 1978. Esta propuesta se materializó en la propuesta que el Sindicato de los Metalúrgicos de Santo André presentó en el 9º Congreso de los Trabajadores Metalúrgicos, Mecánicos y de Material Eléctrico del Estado de São Paulo realizado en la ciudad de Lins, en Enero de 197926.
La propuesta era un llamado a todos los trabajadores brasileños para la construcción de “su partido, el Partido de los Trabajadores“. Tal partido debería excluir la colaboración con la burguesía, debería ser “de todos los trabajadores de la ciudad y del campo“, pero “sin patrones“27 .

El carácter clasista estaba reafirmado por la “Carta de Principios“, divulgada por la Comisión Nacional Provisional del Partido de los Trabajadores el 1º de Mayo de 1979. En esa carta se expresaba la necesidad que los trabajadores organizaran su participación inde-pendiente en la vida política nacional28. En los documentos de fundación la cuestión del poder aparece, todavía, de forma muy esquemática, como podemos ver en el programa de fundación del Partido: “La lucha del PT contra el régimen opresor debe construir una alternativa de poder económico y político, desmantelando la máquina represiva y garantizando las más amplias libertades para los trabajadores y oprimidos que se apoyen en la movilización y organización del movimiento popular y que sea la expresión de su derecho y voluntad de decidir los destinos del país. Un poder que avance en el camino de una sociedad sin explotadores ni explotados. En la construcción de esa sociedad, los trabajadores brasileños tienen claro que esa lucha se dará contra los intereses del gran capital nacional e internacional“29.

Este carácter de clase fue reafirmado en la campaña electoral de 1982 y por la Plataforma Electoral que la orientó. En ella se pudo leer: “un compromiso con la construcción de un nuevo poder, que tenga como base la clase obrera. El objetivo de ese nuevo poder sería la construcción de una “sociedad sin explotados y sin explotadores“30 . Este poder, construido sobre la base de la clase obrera, no fue definido de manera precisa por el programa del nuevo partido ni las tareas históricas que él tendría que realizar, así como la “alternativa de poder económico y político“ era demasiado abstracta. El contenido abstracto e impreciso de las formulaciones del programa hasta era justificado en los textos partidarios haciendo referencia al carácter permanente, así como, al proceso de las luchas que habían dado origen al partido31.

Las afirmaciones genéricas y las declaraciones de principios ocuparon el lugar de la formulación del programa en los primeros años del PT. Su crítica a las tradiciones políticas y a la organización que le precedieron se constituyeron, de esta manera, en gran medida en el terreno práctico. No deja de causar extrañeza el hecho de que el diálogo con esas tradiciones no aparece en los documentos del primer quinquenio del PT. Evidentemente, el PT se separa, en su actividad, del pasado guerrillero, aunque muchos de sus dirigentes estuviesen vinculados a esa tradición. Su participación, desde el momento de la legalización, en los procesos electorales y sus profundos lazos con el movimiento de masas, particularmente con el llamado “nuevo sindicalismo“, dejan claro esa separación. Se aleja, también, de la tradición política conciliadora y de alianzas que marcara el PCB y que estaba reproducida también por el PCdoB.

Pero tal separación, se realiza, fundamentalmente en el terreno práctico. Lo que el PT inaugura, con la aparición en el escenario político nacional, es una nueva práctica, el carácter de clase, y no un nuevo programa. Ahora bien, tal carácter de clase nunca llego a sobrepasar su experiencia inicial, representando la incorporación de los intereses económicos inmediatos de la clase trabajadora. La ausencia de un programa, la ausencia de una nueva estrategia, impidió que la práctica del PT tuviese como referencia una nueva concepción del mundo capaz de superar el nivel económico – corporativo y afirmar la clase obrera como clase dirigente o clase que tiene como objetivo ocupar ese puesto.

Qué es lo que se precisaría para sobrepasar ese carácter de clase práctico?. Para superar el nivel económico-corporativo seria necesario afirmación, además de la independencia política de la clase trabajadora, de una concepción propia del mundo, concepción ésta que se materializaría en un programa socialista, o sea un programa anticapitalista, un programa capaz de unificar economía y política.

En sus primeros años las imprecisiones en el programa del PT sirvieron para unir fuerzas políticas y sociales hasta entonces dispersas. Pero el acentuado crecimiento electoral de la izquierda a partir de 1985 tornó necesaria la for-mulación estratégica. Paralelamente, al apogeo del carácter de clase práctico, la decisión del Partido de los Trabajadores de boicotear el Colegio Electoral y de oponerse al pacto social propuesto por Tancredo Neves, coincide con el inicio de su abandono. El mismo Encuentro Nacional Extraordinario que refrendó el boicot y la oposición al pacto, formuló, por la primera vez la “alternativa democrática y popular“32 .Se incorporaba, así, una definición respecto del carácter del poder, mucho más precisa que las vagas referencias presentes, hasta entonces, en los documentos del PT. Esa definición remitía, sin lugar a dudas, al viejo programa del PCB.
Tal definición sobre el carácter de poder sería retomada de manera más minuciosa en las resoluciones del 4º Encuentro Nacional, realizado en 1986. El texto aprobado, “Plan de Acción Política y de Organización del Partido de los Trabajadores para el período 1986/87/88“ tiene mayores ambiciones programáticas que aquellos que le precedieron. Discute el desarrollo del capitalismo brasileño, analiza la estructura de clases de nuestro país y delimita, en su Plan de Acción, un “proyecto alternativo de transformaciones a corto y medio plazo“33 .

Uno de los puntos del plan de acción llama la atención, aquel dedicado a la “conquista de gobiernos de los estados“34 . En él se afirma la necesidad de presentar una “plataforma de gobierno seria, de aplicación viable y que corresponda a sus reivindicaciones y grados de conciencia“. Tal plataforma debería “estar asentada en las reivindicaciones y aspiraciones democrático-populares y ser un instrumento que contribuya a movilizar y organizar a los trabajadores y el pueblo en la lucha“35.

De forma emblemática, el desarrollo de este punto lleva el documento a tratar la cuestión de las alianzas. En el texto, se afirma la necesidad de alianzas con la diversidad de fuerzas políticas y sociales que actúan en el interior de la clase trabajadora y son descartadas las “alianzas estratégicas con la burguesía y con las fuerzas políticas que sustentan la dominación y la hegemonía de la clase burguesa y la perpetuación del sistema capitalista“36. El adjetivo permite pensar un amplio abanico de alianzas no estratégicas e imaginar que mientras el socialismo no esté golpeando la puerta ninguna alianza es estratégica. La propia resolución se encarga de desarrollar esa perspectiva:“En la ampliación del espacio democrático y en la creación de condi-ciones políticas para avanzar en el camino del socialismo, bien como en la defensa de conquistas inmediatas de las clases trabajadoras, son necesarios y posibles, sí, acuerdos puntuales y delimitados con fuerzas sociales y político-partidarias, mismo que esas fuerzas se pro-pongan el socialismo como objetivo final“37.

En las resoluciones del 4º Encuentro, programa y estrategia estaban apenas esbozados. Cabría al 5º Encuentro expandir y desarrollar los temas apenas propuestos anteriormente y formular de manera precisa la “alternativa democrática y popular“. Realizado en 1987, tal encuentro sentó las bases para la supresión del carácter de clase práctico originario y para retomar la estrategia del PCB.

Acompañemos la formulación y verifiquemos la retomada del PCB. De acuerdo con el Encuentro: “La crisis de la transición conservadora es la crisis específica de una cierta forma de dominación burguesa, y no la crisis general del estado o del régimen, una crisis de tipo revolucionario. Lo que está en cuestión es la posibilidad de conquista de un gobierno democrático y popular, con tareas eminentemente antimonopolistas, antiimperialistas, contra los latifundios, de democratización radical del espacio y de la sociedad – estas tareas que se articulan con la negación del orden capitalista y con la construcción del socialismo“38.

En esta primera formulación el carácter del gobierno, bien como las tareas que él tiene que realizar están ya plenamente enunciadas. Faltaba, todavía, definir el bloque de fuerzas políticas y sociales que componen el gobierno. El tema comienza a ser introducido a través de un análisis de la estructura de clases de la sociedad brasileña. El punto de partida es la constatación de que en el partido existiría un cierto consenso sobre el enemigo principal: la burguesía. Pero tal consenso quedaría deshecho cuando se analizase la composición de esa burguesía. De acuerdo con la resolución: “muchos compañeros sitúan en el campo de la burguesía parcelas significativas de pequeños y micro empresarios urbanos y rurales, así como, las masas asalariadas que no trabajan directamente en la producción fabril o agrícola. Con eso, no tienen en cuenta que tales grupos tienen profundas contradicciones con el capital y, por eso, se pueden incorporar a la lucha por transformaciones sociales en el sentido socialista“39.

A continuación, culpando una vez más a los militantes que no tienen “conocimiento suficiente“, el texto amplía, todavía más, las posibilidades de alianzas: “Por otro lado, al tomar a la clase burguesa como enemiga principal, estratégica, muchos militantes son empujados a oponerse a que se aprovechen las contradicciones momentáneas entre los diversos sectores de la burguesía. Toman posición contra cualquier alianza política, táctica o puntual, con algunos de esos sectores. Pero lo que aquí importa es que tales posiciones son reflejo también de un conocimiento insuficiente o de un desconocimiento de las contradicciones internas que mueven a las clases en su luchas, y que muchas veces pueden poner en oposición diferentes sectores de la propia burguesía“40.

El texto de la resolución, marcado por enmiendas que suprimían o alteraban puntos, no llega a precisar las fuerzas políticas que podrían componer alianzas políticas y electorales no estratégica. Pero el artículo del dirigente del PT, José Dirceu, publicado en el primer número de la revista Teoría y Debate, entonces órgano del Directorio del Estado de São Paulo, dejaría claro cual sería la interpretación oficial de la resolución.

De acuerdo con Dirceu, la base para una política de alianzas debería ser, apenas, la oposición al Presidente José Sarney (PMDB), al gobernador Orestes Quércia (PMDB) y al alcalde Jânio Quadros (PTB). De esta forma, la política del PT “excluye evidentemente, alianzas con los partidos de la derecha y que apoyan la “Nueva República“ (PDS, PL, PTB, PDC, PFL y PMDB)y pone a discusión de alianzas con el PCB, PSB y PDT en el campo objetivo de la posición de estos partidos con relación a los gobiernos Sarney y Quércia“41 . Las alianzas podrían alcanzar hasta algunos sectores del PMDB, denominados progresistas, “desde que rompan con sus políticas oficiales a nivel nacional“42.

La definición de una “alternativa democrática y popular“, del carácter antimonopolista, antiimperialista y contra los latifundios de esa alternativa y de la posibilidad de alianzas no estratégicas, o sea, tácticas, con la burguesía, remite de manera tan evidente al PCB, que el texto de la Resolución es obligado a intentar librarse de esa incómoda relación. La incomodidad debería ser notable: esta era la única vez, en todas las resoluciones oficiales del partido en la cual la estrategia de un gran partido es criticada. La crítica, de manera tosca, afirma no ser la alternativa del PCB “democrático y popular“, sí “nacional y democrática“, o sea, una alternativa en la cual la burguesía “nacional“ tendría su lugar43.

Al Cesar lo que es del Cesar. Ya en el manifiesto de Agosto citado anteriormente, el PCB hizo un extenso uso de la expresión “gobierno democrático y popular“, colocando tal formulación como el punto número uno de su programa: “Unámonos, todos, demócratas y patriotas, por encima de cualquier diferencia de creencias religiosas, de puntos de vista políticos y filosóficos, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, obreros, campesinos, intelectuales pobres, pequeños funcionarios, comerciantes e industriales, soldados y marineros, oficiales de las fuerzas armadas en un amplio Frente Democrático de Liberación Nacional para la acción y para la lucha con el siguiente Programa: 1.- Por un Gobierno democrático y popular. 2.- Sustitución de la actual dictadura feudal burguesa al servicio del Imperialismo, por un gobierno revolucionario, que emane directamente del pueblo y que sea legítimo representante del bloque de todas las clases y sectores sociales, de todos los sectores de la población del país que participen efectivamente de la lucha revolucionaria por la liberación nacional del yugo imperialista, sobre la dirección del proletariado“44 .

No se trataba de una formulación pasajera, fruto de un arrojo izquierdista del gran partido. La misma formulación acoplada a un programa idéntico al del PT puede ser encontrada en el llamado que el PCB, a través de su Secretario General, Luiz Carlos Prestes, hizo al Partido Laborista Brasileño de João Goulart y Leonel Brizola: “Comunistas y laboristas pueden y deben unirse. Es con razón que nos tratamos de hermanos. (…) En cuanto a nosotros, los comunistas, no ocultamos jamás nuestros objetivos. Luchamos por la liberación de Brasil del yugo del imperialismo norteamericano, por la entrega de la tierra de los dueños de los latifundios gratuitamente a los campesinos, por la substitución del régimen de latifundios y grandes capitalistas por el régimen democrático-popular“45.

Pero ya está bien de documentar la paternidad de la propuesta de “gobierno democrático y popular“. Su desarrollo en los en-cuentros posteriores del Partido de los Tra-bajadores y la expansión cada vez mayor del arco de alianzas valen más que las citaciones y las experiencias del PT al frente de administraciones municipales y de los estados, informan más que mil documentos.

Retomemos nuestra tesis: a partir de 1985, cuando la izquierda tuvo la oportunidad de formular su estrategia, al revés de avanzar retomó la vieja estrategia del PCB. En lugar de afirmar el gobierno de los trabajadores afirmó el “gobierno democrático y popular“, después transformado en “administración democrática y popular“ municipal, “gobierno para todos“ y, para no dejar lugar a dudas, “frente popular“, denominación adoptada por la candidatura del PT en las elecciones nacionales.

Las ideas de gobierno o administración “democrático popular“, primero, y “para todos“, posteriormente, borra la existencia de los antagonismos que fundaban el carácter de clase práctico. Solo es posible gobernar para todos si el conflicto capital-trabajo es entendido como conflicto meramente distributivo. En este caso, bastaría encontrar un optimum que permitiera a las dos partes ganar el máximo sin perjudicar a la otra.

No se demoró mucho tiempo para que las consecuencias del programa, de esa concepción, quedaran evidentes y el “crecimiento económico con distribución de renta“ fuera afirmado como punto crucial del programa democrático-popular. El tema aparece en el Plan Económico Alternativo de Emergencia, presentado como alternativa al Plan Verano en Diciembre de 1988 y está desarrollado en documentos posteriores. Se encuentra, así, en el documento “Las bases del PAG (Plan de Acción del Gobierno)“, aprobado en el 6º Encuentro Nacional para servir de base al programa de candidatura de Lula, que propone la “distribución de renta con vistas a la erradicación de la miseria absoluta, reducción de las desigualdades regionales y amplia difusión de los beneficios generados por el desarrollo, con el objetivo permanente del pleno empleo de los trabajadores“46 .

Desarrollo en los marcos del capitalismo, es bueno que se diga, y distribución gradual para impedir a los capitalistas “sabotear los objetivos del gobierno“47 . Después de esto sólo hubo un paso para defender, como hizo el 10º Encuentro Nacional del PT: “una política de renta nacional y negociada entre trabajadores, gobierno y empresarios, que accione las cámaras sectoriales de forma articulada con una política industrial y agrícola activa y la utilización de mecanismos de control, y castigo de prácticas abusivas de remarcación de precios y otros crímenes contra la competencia y la economía popular“48 .

En las elecciones de 1998, el sueño de Prestes se concretó. El Partido que vino ocupar el lugar del PCB en la izquierda brasileña se unió al partido heredero del PTB de João Goulart. Arropado a la condición de integrante del “campo democrático-popular“, el Partido Democrático Laborista, en la figura de su presidente, Leonel Brizola, ocupó la vicepresidencia en la candidatura de Lula. En el programa del frente que sustentó las candidaturas de Lula y Leonel Brizola, los tres ejes fundamentales eran “lo nacional“, “lo social“, y “lo democrático“, constituyendo lo que el Encuentro Nacional extraordinario realizado en 1998 llamó “un Proyecto Nacional de Desarrollo“49 .

La resolución aprobada en ese encuentro traía el título “El fin de un ciclo“. De hecho, la alianza PT-PDT cerraba el ciclo del carácter de clase práctico. El programa democrático popular al fin de cuentas, se resumió al modelo keynesiano-desarrollista defendido como horizonte por el PCB de los años 1950 y 1960. Al proceder de tal manera, la fracción mayoritaria de la izquierda brasileña asumió, programáticamente, su condición sumisa. Las energías utópicas que habían sido creadas por las huelgas de final de los años 70 y de los 80, por el nacimiento de un carácter de clase práctico, se disiparon.

Restringido a su forma práctica, económico-corporativa, el carácter de clase se demostró ideológicamente débil. Su lucha fue pulverizada en un gran número de pequeños frentes de batalla, las huelgas y los movimientos reivindicativos económicos. Bastó que el adversario se uniese en torno a un proyecto y lanzara una serie de golpes bien sucedidos en los frentes claves para desarticular ese carácter de clase. La preponderancia de la ideología neoliberal fue uno de los resultados de ese proceso.

El carácter de clase práctico fue derrotado ideológicamente porque no dejó raíces en las masas. No se concretó en un programa que pudiera concretar las esperanzas de millones. Si estamos mas próximos hoy que hace algunos años de retomar las luchas de las masas, precisamos reflexionar sobre la experiencia de las últimas décadas y definir las tareas de la izquierda en la nueva coyuntura. Si queremos evitar los errores del pasado tenemos que poner entre esas tareas la ruptura con la vieja maldición: la estrategia del PCB, el aliancismo, la colaboración de clases y el frente popular. La ruptura con la sumisión, afirmando un proyecto propio, un proyecto que reniegue del orden capitalista, un carácter de clase teórico y programático.

NOTAS

1 “Extracts from the resolution of the Seventh Comintern Congress on fascism, working-class unity, and the tasks of the Comintern.“ In Degras, Jane (ed.). The Communist International. 1919 – 1943 Documents. Londres: Frank Cass, 1971, v. 3, p. 364. 2 Idem, v. 3, p. 365.
3 Guitton, Marcel. “Tout n`est pas possible. L`Humanitè, 29 mai 1936“. In: Rioux, Jean-Pierre (org.). Révolutionaires du Front populaire. Choix de documents, 1935-1938. Paris: Union Générale d`Éditions, 1973, p. 160.
4 Apud Moreno, Hugo. Tudo era possível. França, 1936. Desafio, n. 3/4, jul. 1993, p. 40.
5 Mazzeo, Antonio Carlos. Sinfonía inacabada. A política dos comunistas no Brasil. Marília/São Paulo: Unesp-Marília/Boitempo, 1999, p. 73.
6 “Prestes faz novo apelo pela União Nacional e para defesa da ordem. Tribuna Popular, 12 dez. 1945“. In: Moraes, Denis de (Org.) Prestes com a palavra. Uma seleção das principais entrevistas do líder comunista. Campo Grande: Letra Livre, 1997, p. 73.
7 PCB. “Informe político de maio de 1949“. In. Carone, Edgar. O PCB. São Paulo: Difel, 1982, v. 2, p. 101.
8 Prestes, Luiz Carlos (Pelo Comitê Nacional do Partido Comunista Brasileiro). “Manifesto de agosto de 1950“. In: Vinhas, Moisés. O Partidão. A luta por um partido de massas. 1922-1974. São Paulo: Hucitec, 1982, p. 152-153.
9 Ver para tanto Mazzeo, Antonio Carlos. Op. cit., p. 74-83.
10 “En lo concerniente a las relaciones con la burguesía nacional, el Programa del Partido no sólo no amenza sus intereses sino defiende sus reivindicaciones de carácter progresista, en particular el desarrollo de la industria nacional. Esa posición es acertada, y surge de una justa comprensión del carácter de la revolución brasileña en su primera etapa, cuando las necesidades ya maduras del desarrollo de la sociedad brasileña, que exigen un solución inmediata, son exclusivamente de carácter antiimperialista y antifeudal. La burguesía nacional no es, por lo tanto, enemiga; por un período de tiempo puede apoyar el movimiento revolucionario contra el imperialismo y contra el latifundio y los restos feudales.“ PCB. “4º Congresso do PCB. Problemas, 64, dez. 1954-fev. 1955“. In: Carone, Edgar. O PCB (1943-1964). São Paulo: Difel, 1982, v.2, p. 132.
11 PCB. “Declaração sobre a política do PCB. Voz Operária, 22 mar. 1958“. In: Carone, Edgar. O PCB (1943-1964). São Paulo: Difel, 1982, v.2, p. 187.
12 Idem. 13 Gorender, Jacob. Combate nas trevas. São Paulo: Ática, 1998, p. 68.
14 Idem, p. 71. 15 Jornal do Brasil, 1º abr. 1964.
16 Marighella, Carlos. Por que resisti à prisão. São Paulo/Salvador: Brasiliense/Oludum-Ufba, 1995.
17 Idem, p. 137. 18 Idem, p. 147.
19 Marighella, Carlos. “Mini-manual del guerrillero urbano“. Marxist Internet Archive, 2000. Disponível em: . Acesso em: 19 mai. 2001.
20 Marighela, Carlos. “Llamado al pueblo brasileño a unirse a la lucha“. Marxist Internet Archive, 2000. Disponível em: . Acesso em: 19 mai. 2001. O texto de Marighella termina com três palavras de ordem, nenhuma das quais faz menção ao socialismo: “Odio mortal a los imperialistas norteamericanos. Abajo la dictadura militar. Viva Che Guevara.“
21 PCBR. “Linha Política, abr. 1968“. In: Reis Filho, Daniel Aarão e SÁ, Jair Ferreira de (Org.) Imagens da revolução. Rio de Janeiro: Marco Zero, 1985.
22 Para la miríada de organizaciones surgidas después de 1964, sigo las indicaciones de Jacob Gorender, en la obra ya citada y del libro de Ridenti, Marcelo. O fantasma da revolução Brasileira. São Paulo: Unesp, 1993, p. 25-72. Coletâneas de textos, que antes disso possuíam restrita circulação podem ser encontradas no livro organizado por Daniel Aarão Reis Filho e Jair Ferreira de Sá, já citado, bem como em Frederico, Celso (Org.) A esquerda e o movimento operário (1964-1984). São Paulo: Novos Rumos, 1987, v.1.
23 Apud Ridenti, Marcelo. Op. cit., p. 36.
24 Este argumento lo presenta, de manera convincente Ridenti, Marcelo. Op. cit., p. 35-36.
25 Pereira Neto, Murilo Leal. Contribuição à história do trotskismo no Brasil. Dissertação (Mestrado em História) – Faculdade de Filosofia e Ciências Humanas da Universidade de São Paulo, 1998.
26 Partido de los Trabajadores. “La propuesta de Santo André-Lins – 1979“. En :“Resoluciones de Encuentros y Congresos. 1979-1998. São Paulo: Fundación Perseu Abramo, 1998, p.47-48. 27 Idem
28 Partido de los Trabajadores. “Carta de Principios – 1979“. En: Resoluciones de Encuentros y Congresos. 1979-1998. Op. Cit., p.49-54.
29 Partido de los Trabajadores. “Programa. Reunión Nacional de Fundación del Partido de los Trabajadores – 1980“. En: Resoluciones de Encuentros y Congresos. 1979-1998. Op. Cit., 68-69.
30 Partido de los Trabajadores. “2º Encuentro Nacional – 1982. Plataforma Electoral Nacional. Trabajo, Tierra y Libertad“. En: Resoluciones de Encuentros y Congresos.1979 – 1998. Op. Cit., p.125.
31 Como, por ejemplo, en la siguiente afirmación: “nuestro partido no puede nacer completo y acabado. El se desarrolla al mismo tiempo en que se desarrollan las luchas de los trabajadores“. Partido de los Trabajadores. “Programa. Reunión Nacional de Fundación del Partido de los Trabajadores – 1980“. En: Resoluciones de Encuentros y Congresos. 1979 – 1998. Op. Cit, p.68.
32 “El PT se propone a, junto com las entidades sindicales, partidos, asociaciones, y con base en las luchas del movimiento, romper el pacto social, oponiendo a la transición conservadora una alternativa democrática y popular que exprese la voluntad de millones de brasileños que, en la campaña por elecciones libres y directas, exigieron democracia y cambios“. Partido de los Trabajadores. “Contra el continuismo y el pacto social. Encuentro Nacional Extraordinario – 1985“ . En: Resoluciones de Encuentros y Congresos. 1979-1998. Op. Cit., p.191.
33 Partido de los Trabajadores. “4º Encuentro Nacional. Plan de Acción Política y Organizativa del Partido de los Trabajadores para el período 1986/87/88 – 1986“. En: Resoluciones de Encuentros y Congresos. 1979-1998. Op. Cit., p.269.
34 Idem, p. 281-286 35 Idem, p. 282. 36 Idem, p.283.
37 Idem.
38 Partido de los Trabajadores. “5º Encuentro Nacional – 1987. Resoluciones Políticas“. En: Resoluciones de Encuentros y Congresos. 1979 – 1998. Op. Cit., p.309.
39 Idem p.314. 40 Idem.
41 Dirceu, José. “Las alianzas y el Partido de los Trabajadores“. Teoria y Debate, São paulo, Nº.1, Diciembre 1987. Disponible en: www.fpabramo.org.br/td/nova_td/td01/tdl_debate.htm. Incorporado en 19 de Mayo de 2001. 42 Idem
43 Partido de los Trabajadores. “5º Encuentro nacional – 1987. Resoluciones Políticas“. En: Resoluciones de Encuentros y Congresos. 1979 – 1998. Op. Cit., p. 314. El argumento lo repite J. Dirceu (Op. Cit.).
44 Prestes, Luiz Carlos. (Por el Comité Nacional del partido Comunista Brasileño). Manifiesto de agosto de 1950. En: Vinhas, Moisés. El Gran Partido. La lucha por un partido de masas. 1922-1974. São Paulo: Hucitec, 1982, p.152-153.
45 Prestes, Luiz Carlos. “Comunistas y laboristas hombro com hombro en la lucha contra el enemigo común. Voz obrera, 02 Octubre 1954“. En: Carone, Edgar. O PCB (1943-1964). São Paulo: Difel, 1982, v.2, p.125.
46 Partido de los Trabajadores. “6º Encuentro Nacional – 1989. Las bases del PAG“. En: Resoluciones de Encuentros y Congresos. 1979-1998. Op. Cit., p.408-409. 47 Idem.
48 Partido de los Trabajadores. “10º Encuentro Nacional – 1995. Coyuntura Nacional“. En: Resoluciones de Encuentros y Congresos. 1979-1998. Op. Cit., p.620
49 Partido de los Trabajadores. “Encuentro Nacional Extraordinario-1989. El fin de un ciclo“. En: Resoluciones de Encuentros y Congresos. 1979-1998. Op. Cit., p. 669-681